Se le suele llamar “de Lisboa” y “de Todos los Santos”
porque prácticamente aniquiló la capital portuguesa, matando (entre
muchas otras personas) a una "montaña" de gente que se encontraba en las
iglesias celebrando esa festividad, o buscó refugio en ellas. Se calcula
que hubo unos 40.000 – 60.000 muertos, sobre una población en la época
de 275.000 habitantes.
El maremoto, originado en la falla Azores-Gibraltar, golpeó con fuerza desde Irlanda al Senegal. Al Sur de la Península Ibérica, causó devastación y mortandad entre el Algarve portugués y la provincia de Cádiz, con olas a las que se les han estimado hasta quince metros de altura. Se llevó por medio Ayamonte, matando a unas mil personas, más un número indeterminado de pequeñas comunidades costeras. Por su parte, el terremoto, estimado en una magnitud de 8,5, causó daños importantes en lugares tan lejanos como Valladolid o Ciudad Real. Algunas fuentes afirman que las víctimas totales rondaron las 90.000.
Cuando un maremoto llega a aguas someras, la amplitud y velocidad de las olas se reducen, pero a cambio su altura aumenta. Imagen: R. Lachaume vía Wikimedia Commons. |
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